Todas tenemos un deseo
O dos.
O tres.

Quizá no nos hayamos planteado nunca cual es ese deseo que nos acompaña desde hace años como una sombra. O quizá, las dificultades para conseguirlo, pueden habernos llevado a anular su llamada, aunque secretamente sepamos que nos sigue acompañando. En cualquier caso, siempre suele haber un deseo. Y a veces incluso un super-deseo.

«Nuestro deseo desprecia y abandona lo que ya tenemos para correr detrás de lo que no tenemos». – Michel de Montaigne 

Yo personalmente NO quiero que el desear fervientemente algo anule mi capacidad de apreciar lo que ya tengo, lo que ya he conseguido. Pero, es cierto que reconozco (en mí y en muchos otros) este comportamiento brillando a menudo. 

Veo cómo despreciamos maravillas que ya están en nuestras manos, cuando frente a nuestros ojos se pasea un nuevo reto. Observo cómo nos aferramos a una meta concreta y no nos permitimos disfrutar de los pequeños logros del camino que ya hemos atesorado.

Parece que nos asfixia una especie de incapacidad de disfrutar, sumidos en un constante anhelo.

¿Qué le pasa al ser humano que con su afán de superación se olvida a veces de disfrutar el camino?

Me temo que he escuchado más de una vez y más de dos eso de «voy a esperar a perder tres kilitos para hacerme la sesión estando perfecta«.. ¿No nos damos cuenta de que AHORA es el momento, que depender siempre de un «Y  SI…» deja nuestro futuro relegado a meras posibilidades y no nos permite disfrutar de todo lo que ya hemos logrado? Hoy ya estás perfecta. Eres una maravilla: CRÉEME!

Mi consejo es: ¡Mímate ahora! ¡Prémiate HOY! ¡Disfruta cada segundo!

 

PIDE TU DESEO